La lucha como una celebración


Es jueves, un día antes del programa. Es mi primera entrevista y Gabi Farrán es una persona que sabe mucho. Es difícil hacerle preguntas que llamen su atención. Sabía que si tenía la atención de Gaby tendría una entrevista interesante.

En un aula del Cole, sentados frente a frente apreté el botón rojo de rec y solté la primera pregunta sobre los motivos que llevan a miles de mujeres a marchar cada 3 de junio desde hace cinco años. “Fue por una chica que mataron y fue el momento del grito de ¡BASTA!. Las marchas se tratan de poder revisar qué núcleos enfermos tiene una sociedad que produce cada vez más femicidios. Se toma una fecha representativa, pero si tuviéramos que tomar una fecha en que hay una mujer asesinada, violentada o maltratada de alguna manera tendrían que ser los 365 días del año lamentablemente. Se trata de pedir justicia y atacar aquello que enferma a la sociedad”.

A medida que avanzaba en las preguntas el clima se cargaba de la seriedad del tema que estábamos tratando. Quise indagar sobre la masificación de los pañuelos  verdes y los valores que representa, “el pañuelo tiene una historia muy particular, que son como los pañuelos blancos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. El pañuelo es el primer gran símbolo de la lucha de mujeres que han sido las Madres de Plaza de Mayo y el pañuelo ha quedado como símbolo de las mujeres que luchan. El pañuelo ha cambiado de color según la lucha pero siempre lo que está en el fondo son las distintas formas en que el poder ejerce sobre las personas”, respondió Gabi mientras sus palabras me abrieron los ojos, entendí dos cosas. Lo primero que entendí es que el pañuelo no nació con las luchas por el aborto, el pañuelo nació hace décadas de la mano de las madres que buscaban a sus hijos e hijas y hoy es el mayor símbolo de la lucha feminista en Argentina. Lo otro que entendí es que estas luchas por igualdad no son un tema generacional, es una lucha que nace por las ganas que cada persona tiene por conseguir un mundo más justo e igualitario para todos y todas. 

Por momentos, al escuchar determinadas posturas y ver algunas escenas, tengo la impresión de que una parte de la lucha alcanza el punto de “varones vs. mujeres”. Producto de las distintas marchas y manifestaciones, se instaló la pregunta acerca de si los hombres debían ir a las marchas feministas o no. En este sentido Gabi fue contundente “es fundamental que los hombres estén en las marchas de Ni una menos y por la legalización de la IVE. Si creemos que la lucha es entre hombres y mujeres estamos equivocando el camino. La lucha es contra un poder opresor. El patriarcado habita cuerpos femeninos y cuerpos masculinos. Los hombres tienen que participar porque si  logramos que esto cambie sin los varones esto no estaría cambiando, estarías invirtiendo la relación. Los hombres también sufren el patriarcado”.

Su respuesta me ayudó a definir mi propia postura y seguimos el camino por el mundo de las marchas. Ahora quería saber cómo veía la participación de mi generación en las manifestaciones como “Ni una menos” y “8M” o lo que fue la masiva convocatoria al congreso durante las horas previas a la votación del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. “Estas marchas tienen formas completamente distintas. Tienen algo de baile, de alegría y de celebración. Es la lucha como una celebración. Me parece imprescindible este cambio generacional, para que no muera la lucha y para que pueda mutar acorde a los cambios que va sufriendo la sociedad.” Para cerrar este encuentro quise saber qué la lleva a ella a movilizarse, qué le genera “Me genera alegría ir, siento una necesidad, para mi es importante sostener con el cuerpo lo que digo con la boca y lo que pienso con la cabeza. Para mi participar es fundamental. Es decir y hacer, es comprometerse y participar”. Es una idea que no solo se aplica para el movimiento “Ni una menos”, y que nos convoca a movilizarnos por lo que creemos.