Por Iván Samaniego
Exactamente 52 años atrás de aquella tarde del 23 de junio de 1968, River y Boca se enfrentaron en un Monumental colmado por aproximadamente 90.000 personas. Pero es esa tarde gris no hubo un superclásico épico como el del 2000, ninguna pincelada como aquellas de Francescoli, sino una amargo crepúsculo en el barrio de Núñez que desencadenó el accidente argentino más grande de la historia del deporte a nivel nacional. Esta es la famosa tragedia de la puerta 12, en la que 71 hinchas de Boca perdieron su vida tras un superclásico.
Un partido que en la previa había comenzado con Angel Rojas robándole la icónica boina de la suerte a Amadeo Carrizo, concluyó con un partido sin emociones, sin gritos, un River que seguía en carrera y un Boca que ya no competía por el Metropolitano que tiempo después San Lorenzo se consagró campeón. Tras el pitido final llegó la tragedia.
Hay distintas hipótesis de cuál fue el motivo por el cual sucedió esto, nunca se encontró al culpable y el hecho terminó siendo un caso cerrado. Pero la primer versión propone que fue un accidente en el que los policías encargados de abrir la puerta, al estar mirando el partido, olvidaron de abrir las puertas y una vez que los hinchas comenzaron a bajar no hubo vuelta atrás debido a que, como confiesa un testigo de aquella época, los pasillos no tenían luz, las escaleras estaban muy resbaladizas y, un dato fundamental, la puerta estaba abierta, pero los molinetes no habían sido removidos.
Por otro lado, la segunda y más morbosa versión sería que fue decisión de la policía bajo la mirada del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía. Lo que cuenta otro testigo para el programa Planeta Gol es que la primer tensión se originaría durante el partido, primera y única vez en la historia del fútbol donde ambas hinchadas (la de Boca y la de River), comenzaron a corear juntos y cantaban: “No había puerta, no había molinete, era la cana que daba con machete”. Acto seguido a ese coro, la hinchada Xeneize comenzó a cantar la marcha peronista, un himno prohibido en esa época por la censura propagada por parte del gobierno. Muchos afirman que fue el que motivo por el cual la policía fue enviada a la entrada de la puerta 12 con el objetivo de desarmar a la barra y lamentablemente para conseguir eso el procedimiento no parecía ser el más efectivo: no liberaron la puerta.
Lo que dejó este trágico suceso fue que en noviembre de ese año, después de la tragedia, la AFA y la comisión directiva del equipo de Nuñez pusieron a disposición una suma de aproximadamente cien mil dólares para repartir entre las 71 familias damnificadas. Dos familias no aceptaron la indemnización, fueron a juicio y ganaron, Apenas una suma de cincuenta míseros dólares. Como homenaje, tímidamente a muy pocos metros del acceso L (letra número doce del abecedario) del Estadio Monumental, se encuentra una muy pequeña placa amurada a la entrada ubicada en el año 2008, es decir 40 años después de dicha tragedia.